Un error extendido entre muchas empresas es creer que la competitividad es sinónimo de ahorro de costes. Si bien es cierto que disminuyendo recursos vía bajada de sueldos, reducción de personal o de la jornada laboral, la productividad total aumenta, a largo plazo no es la solución. La clave está en una gestión eficiente tanto del gasto como del tiempo empleado.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) apunta que una organización improductiva se caracteriza por una especialización del equipo compartimentada, el ‘presentismo’, la rigidez de las estructuras, la ausencia de visión global y sobre todo, la falta de motivaciones profesionales. ¿Qué se puede hacer para revertir esta situación?

Optimizar la logística interna

Reducir, en la medida de lo posible, los mandos jerárquicos de la empresa para dar paso a una estructura horizontal con unos canales de contacto donde fluya la comunicación economizando el tiempo al máximo.

Un cambio en organización que va a facilitar la autonomía del empleado lo cual revierte en su capacitación y por tanto en el cómputo total de la productividad.

Flexibilidad laboral y movilidad

La Asociación para la Racionalización de los Horarios en España (ARHOE) señala que la conciliación de la vida familiar y laboral incrementaría hasta en un 3% la productividad de las organizaciones que opten por estrategias en este sentido. Medias como la flexibilidad en los horarios de entrada y salida, el teletrabajo o la reducción de la jornada en función de objetivos –medidas instauradas con éxito en la cultura empresarial nórdica- revierten en una mejora de la productividad a través de la reducción de tiempo y también del incremento de producción ya que con ellas los trabajadores están más cómodos.

Retribuciones ‘en especie’

La retribución dineraria es un incentivo potente para el trabajador pero no el único y por supuesto no el más eficaz en el largo plazo. El dinero no compra sentimientos, la atención y el reconocimiento sí enciende el sentimiento de pertenencia. La evaluación individual del empleado para adaptarse a sus necesidades es básico para optimizar sus resultados en la empresa.

En este contexto, con los programas de seguridad e higiene en el trabajo, o los beneficios sociales adjuntos al sistema retributivo y la formación o desarrollo de carreras se hacen imprescindibles en una empresa

Innovación tecnológica

El objetivo de toda organización debe estar orientado hacia la innovación constante en todos los niveles de la organización. Ello pasa ineludiblemente por la incorporación a las rutinas de trabajo herramientas tecnológicas que faciliten y optimicen las tareas diarias, sobre todo aquellas más rutinarias y tediosas para que el conocimiento humano se oriente  a optimizar core business.  

Medición de resultados y optimización constante

Mantener el nivel de productividad del equipo e incrementarlo requiere de una evaluación continua en el tiempo de todos y cada uno de las tareas que se llevan a cabo, así como de los recursos que se emplean para alcanzar dicho objetivo. Solo así podrá adaptarse a un entorno empresarial que es cambiante y suceptible a los ciclos económico, cambios legislativos y sobre todo a la evolución de la competencia.